jueves, 21 de febrero de 2013

Obsolescencia de estilo o psicológica, la obsolescencia programada del ser humano.

Quizás estos últimos días haya salido a la palestra de nuevo una palabra como obsolescencia programada, un término no demasiado conocido pero que ya ha sido bautizado como el nuevo motor secreto de la economía.
No es un término nuevo ya que en los años veinte del siglo pasado varios empresarios dueños de grandes marcas de empresas eléctricas "fabricantes de bombillas" se reunieron en Ginebra con el objetivo de crear un cártel de control y de fabricación de dicho producto. La bombilla, ya en esta época, se convierte en el primer producto que va a sufrir los avatares de la obsolescencia programada.
El objetivo del cártel de empresarios no era otro que el de limitar el número de horas de duración de las bombillas a tan solo 1000 horas. A partir de ese momento éstas dejarían de funcionar y se estropearían siendo necesaria así la fabricación de más y más bombillas.

Bombilla del parque de bomberos de Livermore. Lleva más de 100 años encendida.

Numerosos objetos por no decir todos del elenco de cosas materiales que nos invaden y de las que dependemos, se hallan programadas para dejar de funcionar cuando sobrepasan un determinado número de horas. Así, el futuro está más que asegurado, supongo que para algunos, y el sistema, perfectamente orquestado y engranado, no deja de funcionar.
Pero lo peor de todo es que nuestra economía está dominada por una economía de consumo cuya lógica no es crecer para satisfacer nuestras propias necesidades, sino simplemente crecer por crecer. ¿Es ese nuestro mal endémico?

También podemos considerar otros tipos de obsolescencia que tienen que ver con la anterior como es la obsolescencia de estilo o de moda. Se trata de un tipo de obsolescencia programada que se halla intrínseca en nuestro interior, dentro de nosotros, en nuestros deseos y emociones y que obedece a criterios de moda, de estilo o de estar a la última.
Se trata de una especie de círculo vicioso que ha conformado el engranaje de la economía capitalista que hace que los individuos deseemos estar a la última, que a su vez las marcas retroalimentan produciendo nuevos modelos con rapidez para que los anteriores se queden obsoletos pronto.

Comprar, tirar, comprar, fotograma del vídeo .
A buen seguro que todos/as hemos sido tentados respecto de estas cuestiones para tener un nuevo teléfono móvil más moderno y potente que el anterior o para adquirir el último grito en “tablets” con el mejor de los sistemas operativos instalados. Así, esto queda muy lejos de los orígenes e inicios allá por los años veinte, los de la obsolescencia programada, que en ningún momento pensaban y tenían en cuenta los recursos finitos del planeta.
Así, el sistema necesita seguir produciendo más y más con el objetivo de que el engranaje del sistema de producción capitalista no se resquebraje, consumiendo más y más recursos materiales, económicos y energéticos para conseguir sus fines.
De este modo surgen en mi cabeza varias preguntas.

¿Es viable una economía sin obsolescencia programada y sin su impacto en el medio ambiente?

¿Es visible un sistema sin obsolescencia mental o psicológica en el que los individuos, las empresas y el sistema en sí seamos capaces de convivir respetándonos sin asistir de un modo tan agresivo al deseo del consumidor, o es necesario un cambio de sistema por completo además de un cambio de mentalidad?

¿Nos hemos vuelto locos con semejante fiebre consumista?
¿Hasta cuándo vamos a poder seguir consumiendo recursos al ritmo que los consumimos hasta ahora?


Os dejo un vídeo de "youtube" titulado, “La obsolescencia programada; el motor secreto de nuestra economía” emitido en la 2 de TVE. Espero que os haga reflexionar.