En esta ocasión se trata de un poema de Ángel Petisme que se titula "De un Croata a su novia" y como podréis comprobar es espeluznante.
Muy en la línea general de la obra del poeta, éste explora los límites platónicos del bien de la belleza y de la verdad como elementos supremos de la esencia del ser humano, para evocar, a través de ellos, una sensación de lo efímero y de futilidad absoluta. La vida del yo poético se subsume, tan solo, en unos instantes de felicidad, de belleza, o de bondad, únicos e indescriptibles; tan solo eso; eso es todo. Lo demás, el resto de la esencia del yo poético no es más que un espejismo de ese instante volátil.
En una pradera de ortigas y alambradas
te voy a desnudar parsimoniosamente
y las lágrimas que derramo a mi copa
en esta hora, en esta salitrosa
luz de amanecida,
te sabrán a mi risa, poco antes del combate,
las fauces disecadas,
de mi angustia felina...
Y frente al Adriático dulce y gris de D´Anunzzio
te daré mi calor, mi delincuencia,
te follaré despacito, muy perezosamente,
sin preguntas ni mundos
y, tranquila, oirás, con los brazos abiertos,
la sangre incandescente,
la metralla que a Venus salpicó,
e hizo que a la belleza le amputaran sus miembros.
Ese vacío crepuscular que ocurre
tras diez segundos de felicidad,
y pide a gritos una calada de esperanza
y una sonrisa para seguir luchando.
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