Si sois ávidos lectores y amantes de la literatura y también en vuestros ratos libres hacéis deporte y os gusta correr, aquí tenéis un libro que os va a encantar, De que hablo cuando hablo de correr del japonés Haruki Murakami.
Es curioso pero a primera vista parece que literatura y atletismo no tengan nada que ver y deban ser incompatibles. Desde mi propia experiencia decir que eso no tiene porqué ser así, y quizás el hecho de practicar un deporte al tiempo que se realiza una labor intelectual, favorece que la mente esté más ávida y despejada para el trabajo, además de los evidentes beneficios físicos de practicar atletismo de manera continuada. De hecho, así es como lo corrobora el autor.
La propuesta de Murakami va más o menos en esa dirección. La literatura como recorrido de toda una vida y la preparación para las distintas carreras, ambas cosas se unen para ofrecer al lector una obra en la que correr, literatura y vida forman parte de un engranaje indisoluble.
Si hay una disciplina del atletismo que destaque por su extrema dureza, esa es la maratón. Murakami explica de manera concienzuda cómo se prepara una maratón, qué es lo que implica y su relación con la escritura de novelas. Ambas dos se asemejan porque ambas dos disciplinas son trabajos que se relacionan con carreras de fondo, cada una a su estilo, cada una a su manera; de un modo distinto. La una, parte del esfuerzo físico de acomodar el cuerpo poco a poco a la disciplina de correr a diario un elevado número de kilómetros que sirven para que al final, éste se halle adaptado a recorrer largas distancias, a menudo en solitario. La otra la aparentemente menos dura, requiere también del esfuerzo físico de permanecer a diario, con la mente lo más despejada posible durante varias horas sentado en una mesa, pero sobre todo requiere de un esfuerzo de concentración y de perseverancia diaria muy importante.
Así es como, según Murakami, fluyen las novelas, de la soledad, del esfuerzo de concentración diario y de la perseverancia.
Pero correr, según Murakami, también forma parte de su vida cotidiana. Así el autor termina por entretejer una relación diaria con éste deporte en el que, según él la clave se encuentra en tratar de no sobrepasar los límites diarios para guardar siempre algo interesante para el día siguiente.
En definitiva la escritura de una novela y el esfuerzo que conlleva, es similar a la disciplina de preparar y correr una carrera de fondo como una maratón.
Lo cierto es que no es mala moraleja. Quizás de ese modo, todos los seres humanos podríamos conseguir ser más felices.
Muchos de estos pensamientos, algunos de los que reproduzco en estas líneas, se ha vuelto a presentar tras leer el libro de Murakami. Pasión, esfuerzo, modo de vida, escritura, literatura, lectura, carreras de más o menos fondo, todo eso también ahora componen mi vida y forman parte de ésta, no sé si con el mismo éxito que el de Murakami pero al menos sí con la misma pasión y sentido.
Y como de carreras va este post, os dejo esta ruta que realicé en Semana Santa para realizar caminando o bien en forma de carrera de montaña, que va desde Biniés hasta el Cubilar en las inmediaciones del monte El Trueno, un lugar especial, precioso, único y solitario, como las carreras de fondo, como el ejercicio de la literatura que describe Murakami.
