domingo, 14 de agosto de 2011

Biniés, Echo por el viejo Camino de Santiago.





La ruta Biniés Borda de Capeta Echo, discurre por todo el trazado del viejo ramal del Camino de Santiago en su variante GR 65 3.3. Se trata de la variante del camino que entra desde Francia por el Puerto de Palo y que descendiendo a través del Valle de Echo, discurre por el paraje de la Boca del Infierno para posteriormente adentrarse en la localidad de Echo.
Se trata de una ruta que recorre parajes únicos, de inigualable belleza y que se adentra en el interior de los montes de Biniés y de Echo, en el paraje conocido como Monasterio de San Julián y Santa Basilisa de Navasal, en las inmediaciones de la Borda de Marín. En su día ese vejo monasterio muy anterior a San Juan de la Peña, pasó a ser uno de sus dominios tal y como explica Anabel Lapeña en su obra San Juan d la Peña desde sus orígenes hasta 1515 editado por CAI. Es sin duda uno de los monasterios más antiguos del Viejo Aragón, cuando ni siquiera existía como principado y pertenecía a Pamplona, allá por el siglo XII.
Un poco antes de llegar al citado monasterio, evidente por estar en claro en medio de campos, se encuentra la Borda de Capeta. Se trata de una casa de monte en la que hasta hace relativamente pocos años todavía vivía una familia que cuidaba del ganado.
Si nos desviamos del recorrido, poco antes de llegar a la Borda subiendo desde Biniés, podremos visitar la Cueva del Moro situada en el Barranco Miguel o Barranco del Infierno. En este sentido ascendente desde Biniés y casi al inicio de la excursión, en un recodo del camino las vistas de la Foz de Biniés con las buitreras son espectaculares.
Dicen algunas leyendas, que por estos caminos ahora casi deshabitados y en desuso, Alfonso el Batallador, de mozo, vendría desde la vecina localidad de Siresa, próxima a Echo, hasta Biniés para escuchar algunas lecciones de gramática que se impartían en alguna de las salas de su castillo.
Se trata de una de las rutas más hermosas en las que deporte, historia y un poco de nuestro pasado se unen en un marco de incomparable belleza, la cual recorre longitudinalmente la Sierra de los Dos Ríos en la divisoria de los valles de Ansó y Echo.




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