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domingo, 7 de octubre de 2012
Transmigración.
Transmigración significa el paso de la conciencia a otro cuerpo. La transmigración sucede también cuando un ser decide tomar un cuerpo humano o la conciencia de un ser humano se incorpora a la de los ángeles.
Quizás sea esta la acepción más válida y útil para este poema de Miguel Labordeta titulado precisamente así, Transmigración y que pertenece a su libro Transeunte Central.
Seguramente esta poesía y ese “me da igual” de rebelión final, no nos sirven para utilizarse como ejemplo o moraleja respecto de los momentos de crisis en los que vivimos en la actualidad, porque su visión es justo la contraria ya que toma un punto de vista existencial del desarrollo vital.
Aunque, salvando las distancias como decimos, quizás ese último “me da igual” podría trasladarse al estado de desconsuelo actual, por los recortes, mermas, paro, etc. “Me da igual” si que encajaría en este caso, y al respecto de lo que está sucediendo, con algunos aspectos relativos a la pérdida de identidad y de dignidad de colectivos o de personas, propiciado por este galopante desmantelamiento del estado del bienestar en las que parece que además de manifestarse en contra y de rebelarse contra lo que está sucediendo, hay que tener grandes dosis de paciencia que se ponen de manifiesto en este pasota y aberrante grito desconsolado en forma de“me da igual”
Pero, a pesar de que la visión del poema es otra, como hemos dicho bastante más pesimista y poco cargada de entusiasmo, de destrucción de la propia historia – olvido personal de la voz del poeta ante el paso del tiempo – destrucción, me quedo con el fantástico mundo y con el maravilloso viaje que propone la voz poética. Una vez que su cuerpo ya se ha destruido y se ha convertido en alma, la voz poética se va a disfrazar y a ataviar con restos de gasa blanca para rehacer su cuerpo, un cuerpo que no posee masa corporal, para llevar a cabo un viaje maravilloso por algunos curiosos lugares de la ciudad; como si de un hombre invisible se tratase. Así pues, comienza el viaje.
Me gusta mucho la expresión de “filtrarse por los resquicios de las soperas familiares” donde presenta esa connotación rancia de caldo recién hecho y de tarde de domingo en casa de familia de posibles. (donde hay huesos de caldo)
También la imagen de severos y ricos propietarios de fincas rústicas bailando y danzando al son de la varita mágica, como si se tratase de marionetas bufonescas movidas, realizando un baile obsceno, caprichoso.
Y por último, en este viajar y volar transustanciado del poeta, ese devorar “estrella tras estrella, golosina” como si de un niño que tiene a su disposición todo el universo estelar lleno de dulces para él. Es un magnífico viaje.
Me quedo con esto.
Aquí os dejo el poema para que podáis leerlo y reflexionar.
Transmigración.
Sepultado en mis 27 años recién cumplidos
limpio mis viejos zapatos de polvo estelar
y contemplo mordido de tristeza
el horror sangriento de úteros mortecinos.
Raudo y penosamente
me convierto en fantasma indiscreto.
Me divierto extraordinariamente.
Vuelo audaz sobre las amplias avenidas
con mis manos de gasa tumefacta.
Vuelco los trolebuses azul turquesa
donde viaja mi estúpida niñita muy amada.
Impalpable me filtro
por los resquicios de las soperas familiales.
Escucho direcciones contrarias
juegos de mus y aburrimientos
y con mi varita mágica de aparecido
hago danzar estrepitosamente
a severos propietarios de fincas rústicas
por las veletas de los campanarios antíguos
donde sueñan su cielo
los elefantes del zoológico.
Bajo la digna dirección
de ventrudos conserjes con bigote
juego al mundo
en un arrugado viento de funestos.
Voy haciendo girones sobrecitos
con el pobre universo amilanado.
Devoro estrella tras estrella golosina
y un río dulce me va durmiendo
en las entrañas de cierta rosa lacia.
Agoto trascendencias
y trato a puntapiés
venerables distancias de años luz.
Me impongo astutamente a los espejos.
Engaño a las ardillas fosforescentes
que gobiernan Andrómeda
y a los horribles cieguecitos de Alatir
los fusilo
convenciéndolos plenamente
de mi superioridad espiritual.
Regreso ya cansado
a mi nada de de humana ratita disecada
o prófugo bolsillo.
Desapareció hace sueño
mi sepultura bajo las lluvias atroces
de tanto otoño falaz.
Y solo cierta pura rosa podrida
Me sirve de envoltura resurrecta.
Me despojo. Y desnudo de carne y espíritu
me tumbo tranquilamente muerto.
¡Pasen ante mí sin historia
cursos y colinas y necias colegialas
los siglos y los mundos!
¡Me da igual!
Destruí definitivamente
mi obtuso despertador cardíaco.
Miguel Labordeta. "Transmigración" Transeunte Central.
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